Para todo hay una primera vez…Y siempre resulta conmovedor estrenarse en algo. Todavía recuerdo los primeros días en frente de mis primeros pacientes ( aunque haga algo más de una década) , esos momentos en el que estás ahí para el OTRO, para la que traiga, en el que tu energía, atención, amor y conocimiento serán enfocados en un proyecto de acompañamiento, sin expectativas, ni juicios. Un proceso intuitivo, y por supuesto, cognitiva, emocional y físico, también. Pero hoy quisiera remarcar el ‘Algo’ que uno puede aportar y no se aprende en las universidades, ni en las escuelas. Esa presencia, ese ESTAR, ese CUIDAR, desde lo más auténtico, altruista e intrínseco de uno mismo. En mi experiencia es un proceso sólo similar al de la MATERNIDAD. Y aquí el nexo de unión entre mi vida Profesional y Personal.
Todavía recuerdo el periodo de mi embarazo , durante el que trabajé en mi consulta, hasta el último mes de embarazo. Por nada, quería pausar mi trabajo, dejar a mis pacientes. todavía no entendía lo que estaba dentro de mi útero creciendo, el vínculo más grande que jamás podría imaginarme. Algo tan diminuto y poderoso al mismo tiempo. Pero también , lo era mi proyecto profesional, era mi creación vocacional, la que me habría labrado yo en país extranjero, después de mucho esfuerzo. Recuerdo trabajar con algunas de mis pacientes en aquel entonces sobre las relaciones tóxicas con sus madres, abortos, cuestionamientos sobre si querían ser madres o no, … Y estos trabajos surgían productivos, sanábamos heridas, encontrábamos respuestas del inconsciente, procesábamos duelos, mejorábamos la comunicación con las partes internas y las relaciones externas. Y de forma paralela ahí estaba, sumergida en el proceso de creación de vida, de una manera tan natural como sorpresiva. No puedo definirme como de las mujeres que siempre sonaron con ser madre, tampoco jamás me había visto sin hijos, pero era algo tan grande para mí…que sólo la Vida podría ofrecerme esta oportunidad de una manera ‘Casi’ espontánea. Por supuesto, con la acertada pareja y la base-hogar donde la creación de una familia sana fuese posible de crecer- esos eran los pilares básicos para que convertirme en Madre ocurriese. Y así fue, en país extranjero y nórdico, elegido de forma muy voluntaria y consciente. En una cultura tan diferente como complementaria a la cultura latina, el Norte versus el Sur, la individualidad versus la colectividad, la introversión versus la extroversión, la mentalidad versus la emocionalidad, ….
Todas estas polaridades me llevaron a encontrar un punto intermedio, una armonía, un equilibrio, entre el DAR y el RECIBIR, entre la VOZ y el SILENCIO, entre la CALMA y la ACTIVIDAD, entre los fríos INVIERNOS y los lúcidos VERANOS, ….Y de ahí poder ofrecer lo mejor a cada uno de mis pacientes, sin importan de de dónde vengan o a dónde vayan. Por supuesto culturalmente las formas de cuidar varían, pero cuando uno se mira a los ojos , uno siempre acierta con entregar lo que que el otro necesita. Hoy sirvo de lugar seguro para explorarse tanto interna como externamente, de trampolín para el crecimiento personal, de refugio para curar heridas traumáticas, de cueva de reflexión para determinar que camino tomar. Aportar lo que el otro necesite es mi día a día, tanto en mi rutina personal como en mi práctica profesional.
Como madre y como terapeuta, cuando abro mente y corazón y se me declaro receptiva encuentro el mejor de mis estados para ENTREGAR cuanto el otro se merece, de forma infinita e incondicional. Y hoy, que sigo acompañando en mi consulta a antiguos y nuevos pacientes, re-confirmo que aunque una madre pause su práctica profesional ( en mi caso fueron pocos meses) vuelve a ella de una manera reforzada, transformada y mucho más experimentada. El tener un hijo, te aporta un conocimiento y una dote de cuidar, que en mi humilde opinión, no hay libro que pueda dotarte de ese potencial y esas herramientas. Es el mejor examen de psicología evolutiva que la vida puede ofrecerte. Y yo centro este artículo en mi rol de madre, que ha sido mi EXPERIENCIA MAESTRA, habiendo atravesado y atravesando aún muchos obstáculos en ella, pero …. cada uno puede experimentar esta magia de cuidar al OTRO desde cualquier relación , lo suficientemente auténtica y profunda, que tenga en sus vidas. Por eso hoy invito al CUIDADO MUTUO, a través de las experiencias personales. Somos seres relacionales por naturaleza….eso no podemos negarlo! Por qué entonces no cultivarlo y disfrutarlo? Os animo a ello, yo sigo cultivando este arte día a día y sorprendiéndome de los gratos frutos.
Un saludo a tod@s los valientes que se atreven a invertir su tiempo, conciencia y energía en la relación de CUIDAR al Otro.